lunes, agosto 28, 2006

América TV demanda privilegios

En los casos del señor Eduardo Calmell, José Olaya y Moisés Wolfenson, la cosa fue clara: si ambos habían recibido dinero de Vladimiro Montesinos, si ese dinero había entrado al circuito financiero de sus empresas, pues entonces las personas jurídicas en cuyo nombre receptaron los montos mal habidos tenían que ser terceros civilmente responsables a la hora de determinar los montos indemnizatorios para el Estado.

O sea, si el señor José Francisco Crousillat, que ahora sufre patatuses cardiacos a pesar de tener un corazón de oro, si el señor José Francisco Crousillat, digo, se llevó decenas de millones de la salita del SIN no lo hizo en tanto señor Crousillat sino en tanto máximo ejecutivo de un canal que emputeció su pantalla con la Hora 20, las axilas de Laura, las primicias de Nicolás, los editoriales leídos por Martínez Morosini y la bajada de bragas de todos los renatos y renatas que pernoctaban en el harén mediático del chino insaciable.

El señor Crousillat era el dueño del bisexual prostíbulo, ni más ni menos. Y las chicas y chicos actuaban bajo su mando para entretener a las tropas del chino, o sea a la teleaudiencia según el sueño cuartelario del guionista Montesinos, ganador de varios premios en sucesivos festivales de canes.

Con esa plata recibida las chicas de la tele se compraban el maquillaje, los condones, las lentejuelas, los trajes de noche que podían sacarse con sólo una morisqueta, los hilos dentales con que desfilaban en los noticieros, los guanderbrases con que izaban la bandera, el cuentakilómetros con que la bajaban y todo lo que pueda uno imaginarse como necesidad de una trabajadora del sexo oral, o sea la locución de noticieros en la época del chino Cuculiza.

Y bien, José Francisco Crousillat ha declarado formalmente que ese dinero no sólo le sirvió para algunas cosas personales –como cambiar de carro, comer en lo más chic de Sudamérica, conocer a la nena, tener una vaca adjunta para los tentempiés– sino que también fue utilizado para pagar planillas, bonos especiales a Garganta Profunda –la estrella del noticiero nocturno– y para socorrer la siempre tramposamente deficitaria economía de América TV, un canal que hasta ahora sirve de pantalla para otros puteríos.

Y si buena parte de la plata del SIN fue a parar a las arcas de América TV, ¿por qué diablos no va a ser América TV tercero civilmente responsable? ¿O va a ser Química Suiza la responsable? ¿O el cuerpo de bomberos, que nunca trabajó en el susodicho lenocinio?

Quizás América TV nunca sea civilmente responsable de las fechorías de su propietario, a pesar de lo que puedan pensar los jueces honestos que siguen el proceso.

¿Y saben por qué? Porque ahora América TV, por arte de birlibirloque toledista, porque los apus así lo ventearon, es propiedad del diario El Comercio, del diario La República y de la cervecera colombiana Bavaria. Y hasta Canal N, “aporte” de El Comercio al sueño de los televidentes y al pasivo de la sociedad, está metido en el asunto como supernumerario en el directorio.

Por eso es que ustedes jamás verán a El Comercio defender ni con una sola línea –como se sabe El Comercio tiene tantas líneas como gobiernos se suceden-; ni con una sola línea, decía, la lógica jurídica de los precedentes y la jurisprudencia.

Porque si en el caso de Expreso, El Chino y La Razón la justicia determinó las tercerías correspondientes, es de ley pensar que en el caso de América TV se hará lo mismo. Pero eso está bien difícil.

¿Saben por qué?Porque entonces lo mismo habría que hacer con Panamericana TV (la mejor ventana para lanzarse cuando no te pagan la quincena durante 19 meses) y con Frecuencia Latina, el canal que tanto lamenta hoy los asesinatos del Estado fascista de Israel.

¿Y por qué debería suceder lo mismo con estas dos televisiones?Porque en ambos casos sus propietarios o co-propietarios recibieron millones de dólares para comprometer los sendos lupanares que también dirigían para el goce del fujimorismo y en la campaña de la segunda reelección.

Schutz, que sacó al canal de la quiebra y que sería el legítimo propietario de la mencionada casa de citas, metió dinero del SIN en Panamericana. De eso no hay duda porque él mismo se ha encargado de decírselo a algunos allegados. Las pruebas contables, hoy guardadas bajo siete llaves y cuatro gorilas del Morro, las debe haber visto Modesto Julca, el contador favorito de Toledo y de Genaro (sí, el mismo de las vedettes en el PRONAA).

Y en el caso de los Winter, la casa de tolerancia por ellos dirigida también recibió inyecciones de insulina fujimorista para saciar la mermelera diabetes que la consumía. Aunque lo niegue mil veces el héroe de la libertad de expresión que recibió por lo bajo más de 20 millones de soles por lucro cesante y vergüenza menguante.
Al final, lo que los Winter hicieron fue cobrar en efectivo lo que el socio mayoritario hizo de 1990 a 1996 a cambio de privilegios publicitarios e informativos. Fue un cambio de receptáculo, nada más.

Por supuesto que para aclarar todo esto se necesitaría un sistema anticorrupción mejor dotado, un gobierno que no hiciera migas con la TV privada más prontuariada de esta parte del mundo y un poder judicial de veras independiente.

Como se sabe todo eso en el Perú es tan ilusorio como una horrible telenovela de Televisa. O sea, que en nuestro país seguiremos viendo programas que hacen de pantalla y negocios de amor rentado que pasan por capellanías.

–Defendamos la democracia – dice Sor Juana Inés de las Cruces.–Oh, sí – añade Sarita Colonia Penal del Frontón-. Es lo único que nos importa.

1 Comments:

Blogger Llusan said...

"Panamericana TV (la mejor ventana para lanzarse cuando no te pagan la quincena durante 19 meses)"

Ja...

9:46 a. m.  

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